Un legado congelado: la historia de Guillermo Vieiro
La cordillera de los Andes es testigo de hazañas y tragedias que marcan a generaciones. Guillermo Vieiro, apodado ‘El domador de Los Andes’, es uno de esos nombres que nunca se olvidan en la comunidad montañista. Su vida terminó abruptamente en 1985 junto a su compañero Leonardo Rabal, justo después de conquistar la cumbre del volcán Tupungato, en Mendoza, una de las alturas más desafiantes de Sudamérica con más de 6.500 metros.
Vieiro y Rabal lograron la primera ascensión registrada al volcán, un hito que terminó en tragedia. Al poco tiempo, el cuerpo de Vieiro fue hallado por Ulises Sila Vitale, pero uno de los objetos más simbólicos –su mochila azul– quedó atrapada bajo capas de hielo y nieve. Durante 40 años, ese objeto fue imposible de recuperar.
El reencuentro impulsado por el cambio climático
La historia toma un giro inesperado en febrero de 2025, cuando sus hijas Azul y Guadalupe Vieiro, movidas por la necesidad de cerrar un ciclo familiar y recuperar parte de la historia de su padre, planifican una expedición de 13 días con la ayuda de los guías Gabriela Cabaro y Juan Esapa. La clave para el hallazgo resultó ser el acelerado retroceso de los glaciares, fenómeno cada vez más común en los Andes. El hielo que durante décadas había “devorado” la mochila, se retiró lo suficiente para dejarla, casi intacta, al alcance humano.
La visión de la mochila, aún con sus colores vivos gracias a la protección del frío extremo, emocionó a las hermanas. En su interior encontraron material de escalada, documentos y pertenencias que permiten reconstruir los últimos días de Vieiro con extraña precisión. “Fue casi como estar viendo una película”, dijeron al describir el momento de abrir el compartimento principal y reconocer los objetos.
- La cuerda y el mosquetón personal de Vieiro, símbolos de su pasión por la montaña.
- Un cuaderno con apuntes y rutas planeadas, lleno de anotaciones en letra temblorosa por la altitud.
- Algunos recortes de prensa guardados como amuletos, con titulares sobre ascensos previos del montañista.
El hallazgo pone rostro al rigor del clima y al impacto real del cambio climático: el deshielo permitió a la familia un reencuentro inesperado, pero también deja al desnudo la vulnerabilidad de estos paisajes helados. Las expediciones en los Andes ya registran rutas abiertas o cambiantes por el retroceso de los glaciares, marcando un antes y un después en la vida y memoria de quienes se atreven a enfrentar esas alturas.
Para la familia Vieiro, la recuperación de la mochila no solo es un acto simbólico cargado de emoción, sino también una manera de acercarse de nuevo a la figura paterna. En un mundo donde la tecnología y el clima reescriben las reglas de lo posible, este reencuentro se transforma en un recordatorio: los objetos pueden ser testigos mudos de nuestras historias, pero también señalan los cambios profundos que atraviesan las montañas.