Una advertencia que retumba
Cuando Claudio Borghi sube al micrófono de Radio Futuro para hablar de la Copa Sudamericana, la gente se queda en silencio. No es solo el carisma del "Bichi", es la autoridad que tiene después de haber dirigido a la selección chilena y a varios clubes de la liga local. En su intervención en el programa "Futuro Fútbol Club", Borghi no se limitó a comentar el partido de ida contra Alianza Lima; lanzó una alerta que suena como un llamado de atención para toda la institución: perder en la vuelta sería "el peor pecado en muchos años".
El exentrenador empezó describiendo la escena que se vivirá en el Estadio Nacional: un partido sin público. "Me preocupa que el rival juegue sin presión de la gente. Sin esa energía, el juego cambia", señaló. Para Borghi, la falta de voces en las tribunas puede jugar a favor del equipo peruano, que no sentiría el peso del estadio y, por tanto, podría ejecutar su estrategia con mayor libertad. La ausencia de fanáticos también significa que la presión recae por completo sobre los jugadores de Universidad de Chile, que deberán generar su propio impulso.
El punto central de su reclamo fue la velocidad de Eryc Castillo, el extremo ecuatoriano de Alianza Lima. "Castillo tiene una velocidad que descompone cualquier defensa. Si el conjunto chileno se expone demasiado, será fácil para ellos lanzar contraataques devastadores", advertía. Borghi insinuó que el estilo ofensivo de Universidad de Chile, si no se controla, podría convertirse en una espada de doble filo. La clave, según él, es equilibrar la ambición de atacar con la prudencia defensiva.

Los riesgos que enfrenta Universidad de Chile
El análisis de Borghi no se quedó en el aspecto táctico. También resaltó la situación del plantel: "Lo que me inquieta son las posibles bajas para el jueves. Los desaires de último minuto pueden costar caro en un duelo tan cerrado". Entre los nombres que podrían quedar fuera por lesiones o sanciones, destacan jugadores clave del mediocampo que son esenciales para mantener la posesión y cortar los contraataques de Lima. La incertidumbre sobre la disponibilidad de estos futbolistas añade una capa extra de presión al cuerpo técnico.
En cuanto al desempeño del primer partido, Borghi reconoció que Universidad de Chile se mostró dominante pese a la expulsión que sufrió. "Controlaron el balón, crearon oportunidades y casi se llevan la victoria. Ese gol que no se marcó hubiese aclarado mucho la historia", recordó. El comentario subraya que, aunque el marcador final fue 1-0 a favor del equipo peruano, la actuación no fue una derrota humillante, sino una oportunidad perdida que ahora pesa sobre la vuelta.
El exentrenador también lanzó una indirecta a Gustavo Álvarez, actual director técnico del conjunto. "La preparación y la mentalidad con la que se enfrenta este partido son cruciales. No basta con los ejercicios en la cancha, hay que trabajar la convicción de que no podemos permitirnos el peor error". Borghi, que ha vivido momentos de alta presión en su carrera, cree que la mentalidad del plantel será decisiva. Un error de cálculo o una falta de concentración podrían traducirse en la eliminación que él califica como un pecado histórico para el club.
Para los hinchas, la advertencia de Borghi se siente como una sacudida. La Copa Sudamericana representa una de las pocas ventanas que tiene Universidad de Chile para volver a brillar a nivel continental, algo que no se veía desde la época dorada de los primeros años del siglo XXI. Un avance al semifinal no solo mejoraría la moral del equipo, sino que también abriría puertas económicas y de proyección internacional.
En definitiva, el mensaje del "Bichi" es claro: la combinación de un estadio vacío, la velocidad de Castillo, las posibles bajas y la presión mental hacen que la partida de regreso sea una prueba de fuego. Si el conjunto logra adaptarse, mantendrá la ilusión de volver a ser protagonista en Sudamérica. Si falla, se enfrentará a la crítica de haber dejado pasar la mejor oportunidad en años, tal como lo describió Borghi: "el peor pecado en muchos años".
El ambiente en la ciudad ya se siente cargado. Los entrenamientos en el centro de alto rendimiento se están intensificando, y los jugadores comentan que la charla de Borghi les ha puesto los pies en la tierra. "Entendimos el mensaje, ahora toca demostrarlo en la cancha", comenta uno de los delanteros, sin revelar su identidad. La espera se hace larga, pero la cuenta atrás ya está corriendo, y el futuro de Universidad de Chile en la Copa Sudamericana depende de cómo interpreten y actúen frente a esa advertencia que ha resonado en todos los rincones del club.