El incendio que sacudió a la ciudad de Valparaíso en los primeros meses del año no solo dejó una estela de destrucción física, sino también una carga emocional difícil de enfrentar. Las ruinas carbonizadas contaban historias de vidas que fueron, en un instante, interrumpidas. Entre los escombros se encontraron restos humanos que aumentaron la carga de dolor y desesperación para las familias de aquellos que no regresaron a casa. Sin embargo, uno de los casos permanece especialmente desconcertante para las autoridades: una víctima fatal sigue sin ser identificada, aun después de nueve largos meses.
El Servicio Médico Legal (SML), la institución encargada de llevar adelante los procedimientos de identificación, ha destacado la complejidad en este caso, que no es aislado, sino representativo de los retos que enfrentan frecuentemente en grandes catástrofes. Sin un cuadro familiar cercano y conocido de las víctimas, la labor de confirmar la identidad basándose en muestras de ADN se vuelve especialmente tediosa. En el caso actual, la falta de parientes directos que pudieran aportar información genética valida ha sido un impedimento significativo.
Las víctimas que vivían solas, una circunstancia común en la bulliciosa urbe de Valparaíso, plantean un obstáculo aún mayor: sin familiares inmediatos, el comparativo de ADN se convierte en un juego de azar en el que las probabilidades no siempre son favorables. El SML ha estado explorando todas las vías posibles, no solo a nivel local, sino también con organismos internacionales que podrían tener registros o bases de datos que faciliten esta penosa tarea.
Si bien las técnicas de identificación forense han avanzado enormemente en los últimos años, no son infalibles. En particular, los casos que involucran desastres con múltiples víctimas presentan una serie de desafíos, principalmente cuando las pruebas físicas han sido severamente dañadas por el calor o el aplastamiento de escombros. Además, situaciones como el acceso a registros dentales, una fuente alternativa de identificación en muchos casos, no siempre están disponibles debido al perfil socioeconómico de las víctimas y la posible falta de atención dental adecuada durante sus vidas.
Los expertos del SML han trabajado incansablemente para reconstruir el rompecabezas. Esto incluye búsquedas exhaustivas en registros históricos y genéticos, así como el envío de peticiones a consulados y embajadas para identificar posibles conexiones internacionales. Sin embargo, han reconocido que sin una base inicial sólida para las comparaciones, el proceso puede tomar años en resolverse, si es que alcanza una resolución. El tiempo juega en contra no solo de las técnicas disponibles, sino también del estado de los restos hallados.
Para los residentes de Valparaíso, este continuo estado de incertidumbre añade una capa adicional al trauma ya experimentado. A lo largo de los meses, los habitantes de la ciudad han realizado múltiples vigilias y ceremonias en honor a todas las víctimas, conocidas y no identificadas. La solidaridad y el apoyo mutuo son vitales en tiempos como estos; sin embargo, la falta de cierre para las familias afectadas sigue siendo una herida abierta. La desesperación y el deseo de respuestas son palpables en los relatos de vecinos y conocidos, quienes no solo añoran a los ausentes, sino que también narran el vacío creciente de no poder cerrar este oscuro capítulo.
A lo largo del tiempo, las autoridades han adoptado múltiples medidas para aliviar el dolor de las víctimas y sus familiares. Desde asesorías psicológicas hasta el ofrecimiento de mejoras en infraestructura para prevenir futuros desastres similares, los esfuerzos han sido considerables, aunque muchas veces vistos como insuficientes. El mismo gobierno chileno ha prometido reformas en las políticas de gestión de desastres, incluyendo mejoras en la coordinación con el SML para agilizar estos procesos tan complicados.
Mirando hacia el futuro, la esperanza es que este triste caso pendiente en Valparaíso motive un replanteamiento general de los procedimientos de gestión de desastres y la identificación forense en el país. Es crucial no solo solucionar este caso en particular, sino también sentar un precedente que mejore la eficiencia y eficacia de las acciones en futuras eventualidades. Con el aprendizaje derivado de estos hechos dolorosos, se busca no solo ofrecer una mejor respuesta a nivel humano, sino también una mayor preparación para enfrentar eventuales tragedias.
Por ahora, el esfuerzo continúa, y la comunidad de Valparaíso espera con ansias el día en que, por fin, puedan dar un nombre y una despedida digna a todas sus víctimas.